Recensión de:
Francisco Martínez Sánchez
Dpto. de Psicología Básica y
Metodología
Universidad de Murcia
Cansados de esperar este manual –el propio Graeme J. Taylor nos anunció su aparición a mediados de 1996-, es bienvenida esta formulación en torno al papel de las alteraciones en la regulación de los afectos, las emociones y los sentimientos, en la patología psicosomática y psiquiátrica.
En las últimas décadas se han postulado diversos constructos teóricos, orientados a explicar la capacidad predictiva que la expresión y/o la represión de las emociones tienen sobre la morbilidad de ciertos trastornos; entre ellos destacamos la supresión de la ira, la inhibición emocional, el patrón de Conducta tipo A, el síndrome ¡AHI!, el estilo represivo de afrontamiento, la ambivalencia de la expresión emocional y la alexitimia –objeto al que va dirigido el texto-. Todos ellos comparten la característica común de ser descriptores de los estilos de expresión y afrontamiento de la respuesta emocional.
El manual que presentamos no es sino el poso del trabajo del grupo que dirige Graeme J. Taylor en el Departamento de Psiquiatría del Hospital Monte Sinaí de Toronto; no debe, por tanto, esperarse más –ni menos- que una recopilación de los numerosos trabajos (medio centenar a lo largo de doce años) de este grupo de investigación, en torno a la delimitación conceptual de la alexitimia y su papel en la etiopatogenia psicosomática.
A lo largo del texto se revisa el concepto de alexitimia, entendida como un rasgo relativamente estable de personalidad, causado por una alteración en la regulación de los afectos, que se manifiesta mediante una marcada dificultad para identificar y expresar emociones, así como por una constricción en los procesos simbólicos y un patrón de pensamiento caracterizado por una preocupación hacia los detalles y acontecimientos externos.
En una primera parte, tan breve como acertada, se contextualiza el trastorno desde el ámbito disciplinar de la Psicología de la Emoción, insertándolo dentro del marco explicativo que da razón del desarrollo normal y patológico de la regulación afectiva y su substrato neurobiológico, prestando especial atención al papel de las disfunciones en la transferencia interhemisférica y en el hemisferio derecho, en la emoción; evidencias sobre las que se sustenta la denominada hipótesis neurobiológica de la alexitimia.
El segundo bloque estudia las relaciones entre la alexitimia y los diversos constructos de personalidad relacionados. Se entiende el trastorno como un rasgo de personalidad, expresado a través de un continuo que correlaciona positivamente con el neuroticismo, la depresión, la ansiedad y en sentido contrario con la extroversión y la capacidad para experimentar emociones positivas.
Especial atención se presta a la evaluación de la alexitimia, no en vano la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS-20), -desarrollada por los propios autores del texto- es actualmente el instrumento más válido y fiable para la evaluación de la alexitimia.
Por último, un extenso bloque de capítulos revisa el papel de la alexitimia en diversos trastornos psicosomáticos y psicopatológicos: trastornos somatoformes, ansiedad y depresión, abuso de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria, etc.
Apenas se presta atención al substrato cognitivo que media en el trastorno, de hecho, las numerosas evidencias que apoyan la hipótesis cognitiva –se atribuye el trastorno a una alteración en el procesamiento de la información afectiva-, aparecen dispersas por el manual. De esta manera queda patente el desinterés, o tal vez el desconocimiento, que entre la psiquiatría se tiene del papel de los procesos psicológicos básicos relacionados con el procesamiento de la información, en la etiopatogenia de los trastornos emocionales.
Los autores prestan escasa atención a recientes hallazgos que ponen de manifiesto la existencia de una marcada dificultad de los alexitímicos para procesar información afectiva de carácter lingüístico y no lingüístico; se obvian, también, los estudios que han observado, junto a la existencia de patrones atencionales específicos de la información emocional, la existencia de patrones de procesamiento no simbólico de la información, así como correlatos diferenciales de activación cerebral en respuesta a estímulos afectivos.
Creemos que el texto es altamente recomendable a los estudiosos de las relaciones entre la cognición, la emoción y la salud, entre quienes la alexitimia puede despertar interés, y especialmente a los investigadores interesados en establecer alternativas a las simplistas concepciones que establecen una relación lineal cuasiproporcional entre emociones negativas y patología somática.
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