VOLUMEN: 2 NÚMERO: 1
REDUCCIÓN DE LA ANSIEDAD A TRAVÉS DEL ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES

I. Iruarrizaga*, J. Gómez-Segura**, T. Criado**, M. Zuazo** y E. Sastre**
Dpto. Psicología Básica (Procesos Cognitivos)*
Master en Intervención en la Ansiedad y el Estrés**
Facultad de Psicología
Universidad Complutense de Madrid
Spain


 






 
 

INTRODUCCIÓN

    La ansiedad, entendida como respuesta emocional, puede ser definida como "una respuesta emocional, o patrón de respuestas, que engloba aspectos cognitivos displacenteros, de tensión y aprensión; aspectos fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema nervioso autónomo y aspectos motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos. La respuesta de ansiedad puede ser elicitada tanto por estímulos externos o situacionales como por estímulos internos al sujeto, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como peligrosos o amenazantes. El tipo de estímulos (internos y externos) capaces de evocar la respuesta de ansiedad estará, en gran parte, determinado por las características del sujeto, existiendo notables diferencias individuales en cuanto a la propensión a manifestar reacciones de ansiedad ante las diversas situaciones" (Miguel-Tobal, 1990. pag. 310).

    Según el mayor estudio epidemiológico realizado hasta la fecha (Myers, Weissman y Tischler, 1984; Weissman, 1985), los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en la población general afectando al 8,9% de la población. Si se tiene en cuenta que los síntomas son más frecuentes que los trastornos, otro 11% de la población padece síntomas de ansiedad importantes. Así, parece que, en total, un 20% de la población puede llegar a sufrir trastornos o síntomas significativos de ansiedad (Pasnau, 1987).

    Dentro de los trastornos de ansiedad los más frecuentes son las fobias y el trastorno de ansiedad generalizada que pueden llegar a afectar al 15-19% de la población y los más infrecuentes son el trastorno de pánico, la agorafobia y el trastorno obsesivo-compulsivo (con tasas que oscilan del 0,4% al 1,6% de la población) (Merikangas y Weissman, 1985).

    Si nos centramos en el ámbito de las relaciones interpersonales probablemente el trastorno de ansiedad más relevante es el de fobia social. Es difícil calcular la frecuencia de este tipo de trastorno, los estudios epidemiológicos han puesto de relieve una prevalencia global que oscila entre el 3% y el 13% (APA, 1995), pero estas cifras pueden variar dependiendo de los umbrales definidos para cuantificar el malestar clínico o la afectación de la actividad global del individuo y los tipos de situaciones sociales objeto de estudio.

    Con seguridad existen muchos casos en que los sujetos que sufren dificultades a causa de un exceso de ansiedad social, no cumplen los suficientes criterios diagnósticos tipificados en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV (APA, 1995), y por tanto no pueden ser etiquetados como fóbicos sociales. Esta reflexión nos conecta con el estudio de timidez llevado a cabo por Zimbardo (1977) en el que se evaluaron 5.000 sujetos de varios paises, resultando que alrededor del 40% se consideraban tímidos y un 80% informaban de timidez en algún momento de sus vidas.

    En algunos trabajos se ha concluido que el porcentaje de individuos con fobia social puede estar seriamente infraestimado (Heimberg, 1990; Heimberg, Dodge y Becker, 1987) . Parece claro que es difícil hacer una estimación de la incidencia real de la ansiedad social debido a que, en primer lugar, los sujetos con fobia social pueden rehuir el tratamiento por miedo a hablar abiertamente sobre sí mismos y por el temor a ser observados. En segundo lugar: esos sujetos pueden considerar que sus problemas no se pueden solucionar, que son tímidos de carácter ("Así soy yo") y que no podrán cambiar ("Así he sido siempre"). En último término: los sujetos con fobia social puede que acudan al tratamiento por alguna otra patología concomitante, entre otras y como más frecuentes, el alcoholismo o el abuso de sustancias psicoactivas, por lo que el diagnóstico de fobia social puede verse solapado por otra patología más llamativa.

    El campo de las Habilidades Sociales (HHSS), que experimentó un gran auge durante los anos setenta, se ha ido desarrollando durante las siguientes décadas incorporando a su vez los hallazgos obtenidos en otras áreas de la psicología, especialmente distintos elementos de orientación cognitiva.

    Aunque los orígenes del estudio de las HHSS se atribuyen frecuentemente a Salter (1949), conocido por el desarrollo de técnicas para aumentar la expresividad, y a Wolpe (1958), que utilizó por primera vez el término "conducta asertiva", encontramos otros trabajos previos en la literatura científica, como los realizados con ninos por Jack (1934), Page (1936) y Murphy, Murphy y Newcomb (1937). Influencias posteriores en el desarrollo de este campo fueron las aportaciones de Moreno (1946) sobre el psicodrama por la similitud entre éste y el ensayo de conducta (procedimiento básico del entrenamiento básico en HHSS), y la terapia del papel fijo de Kelly (1955).

    De acuerdo con Caballo (1995), fueron Wolpe y Lazarus (1966), con su investigación con la conducta asertiva, y McFall y Lillesand (1971), con sus programas de entrenamiento para superar déficit en HHSS, los que dieron un impulso definitivo al desarrollo y establecimiento de este campo.

    Actualmente la importancia de las HHSS en el funcionamiento interpersonal está ampliamente establecida, no obstante, no existe una definición universalmente aceptada por todos los investigadores, encontrándose numerosas definiciones que inciden en una u otra característica de lo que constituye una conducta socialmente habilidosa. Meichembaum, Butler y Gruson (1981) consideran que la dificultad en establecer una definición estriba en la dependencia que ésta tiene del contexto. El contexto es cambiante, depende del marco cultural al que atendamos, a sus normas culturales y a sus patrones de comunicación. Unido a lo anteriormente dicho, si pensamos que en una interacción social, cada uno de los participantes aporta sus propios recursos cognitivos (valores, creencias, conocimientos, etc.) es fácil comprender que ésto ha complicado la tarea de encontrar una definición satisfactoria.

    De entre todas las definiciones una de las más completa es la aportada por Caballo (1986. Pag. 556) en la que se considera la conducta socialmente habilidosa como "... ese conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación inmediata, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas".

    De las distintas definiciones existentes se pueden extraer las características fundamentales de lo que llamamos Habilidades Sociales:
 

    El entrenamiento en habilidades sociales puede ser aplicado prácticamente a todo tipo de problemas ya que parece existir una estrechísima relación entre dichas habilidades y la salud (Pérez Pareja, 1997); de ahí que el ámbito de aplicación de estos entrenamientos se haya extendido desde la psicología clínica hacia otras áreas de la psicología como por ejemplo:
      Diversos estudios apuntan la existencia de una relación inversamente proporcional entre la ansiedad y el comportamiento socialmente hábil (Orenstein, Orenstein y Carr, 1975). Tal es así, que en las intervenciones realizadas con programas de entrenamiento en habilidades sociales, no sólo se obtiene de forma directa una mejoría de estas, sino que, de forma indirecta parecen facilitarse importantes reducciones de la ansiedad, incluso en sus manifestaciones clínicas (Chambless, Hunter y Jackson, 1982). Por tanto, se ha considerado con cierta frecuencia que la ansiedad social está muy relacionada con la falta de habilidades sociales, de hecho, a menudo a la hora de evaluar conductas sociales se han utilizado instrumentos que miden la ansiedad social en vez de cuestionarios de habilidades sociales (Fernández Ballesteros y Carrobles, 1991).

    Por mencionar otros estudios que también han analizado la relación entre ambos constructos, podemos destacar el trabajo de Burkhart, Green y Harrison (1979) en el que se realizaba una evaluación de la ansiedad dentro del estudio de la validez predictiva y de constructo de una medida de la asertividad. El trabajo de Hollandsworth (1976) donde se analiza correlacionalmente la relación entre miedo social y asertividad. Y el trabajo de Beatty, Plax y Kearney (1984) en el que estudiaron la validez concurrente del cuestionario "Personal Report of Comunication Apprehension - PRCA 24" con la Escala de Asertividad de Rathus (RAS), analizando por tanto las variables asertividad y ansiedad a hablar en público.

    De cualquier forma, los mecanismos que explican esta relación no están aún claramente definidos. Se ha senalado la influencia de diversas variables en función de distintos modelos explicativos de la adquisición y mantenimiento de la ansiedad, como por ejemplo: la exposición a situaciones ansiógenas durante el entrenamiento (Turner, Beidel y Cooley, 1994); la modificación de variables cognitivas como las expectativas de autoeficacia (Valerio y Stone, 1982); la percepción social o interpersonal adecuada (Rosenthal, 1979); la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona (Argyle, 1969); la modificación de las autoverbalizaciones negativas (Caballo, 1983); y se nos ocurre como otra posible explicación el aumento de la capacidad de controlar el contexto con la consiguiente reducción de su potencialidad ansiógena. Probablemente sean todas ellas las que, de forma conjunta, pueden dar cuenta a estas reducciones de la ansiedad (Caballo, Andrés y Bas, 1997).
 

OBJETIVOS

    El programa de habilidades sociales que presentamos a continuación ha sido elaborado como respuesta a las necesidades detectadas por los terapeutas de atención individual en el marco de las actividades del Master en Intervención en Ansiedad y el Estrés de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en relación a lograr mejorar los déficit en habilidades sociales que presentan los pacientes.

    Por tanto nuestro trabajo persigue tres objetivos:

    Ya que el mismo consiste en un programa de entrenamiento en Habilidades Sociales de carácter grupal, nuestro primer objetivo será instaurar en los sujetos las diferentes habilidades no exitentes en su repertorio conductual, mejorar aquellas habilidades que, aún existiendo en dicho repertorio no son lo suficientemente eficaces o satisfactorias en las situaciones de interacción, y así mismo, potenciar las habilidades que ya existen en el repertorio conductual del sujeto y que se utilizan correctamente.

    El segundo objetivo será verificar la existencia de los descensos de ansiedad evaluada en sus tres sistemas de respuesta, incluso cuando se presenta en niveles clínicos.

    Por último, el objetivo fundamental será analizar y estudiar la relación entre el incremento de las habilidades sociales y la disminución de los niveles de ansiedad.
 

MÉTODO

Sujetos

    El programa se aplicó a un grupo de 25 sujetos (9 hombres y 16 mujeres), estudiantes de primero y segundo de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, de edades comprendidas entre 18 y 20 anos. Los participantes de este programa han sido seleccionados tras cumplimentar el Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad -ISRA- y obtener altas puntuaciones en el mismo. La aplicación de este cuestionario formaba parte de las prácticas de la asignatura de Introducción a la Psicología.

Instrumentos

    Se administraron los siguientes cuestionarios y escalas:

    1.- "Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad" ISRA (Miguel Tobal y Cano Vindel, 1986, 1988, 1994). Este cuestionario trata de conjugar las aportaciones de dos modelos teóricos. Por un lado el modelo interactivo multidimensional de la ansiedad (Endler, 1973; Endler y Magnusson, 1974, 1976); por otro, el modelo tridimensional o de los tres sistemas propuestos por Lang (1968).

    El ISRA presenta un formato S-R y consta de 224 items, formados por la interacción de 22 situaciones y 24 respuestas representativas de los tres sistemas de respuesta. Incluye, además una situación abierta que puede ser descrita por el sujeto, de gran utilidad en la práctica clínica.

    El objetivo del ISRA es posibilitar mediante la valoración de respuetas específicas ante situaciones concretas una evaluación de la reactividad de los tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) así como una medida de cuatro áreas situacionales ligadas a diferencias individuales, estas son: FI ansiedad ante la evaluación, FII ansiedad interpersonal, FIII ansiedad fóbica y FIV ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.

    El sujeto debe responder a los items de acuerdo con una escala de frecuencia de 5 puntos, donde 0 es "casi nunca" y 4 "casi siempre", indicando la frecuencia con que aparece cada una de las respuestas ante cada situación.

    El cuestionario ofrece información de las siguientes escalas:

    Las puntuaciones directas obtenidas en cada escala y en el total pueden ser transformadas en puntuaciones centiles, lo que permite conocer el nivel del individuo en relación a la población de referencia.

    2.- Escala Multidimensional de Expresión Social. Caballo (1987, 1993)
 

    Cuanto menor sea la puntuación en este cuestionario, menor será el nivel de habilidades sociales.
 

Procedimiento

    El programa se llevó a cabo en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Se desarrolló entre los meses de Febrero y Mayo de 1998. El mismo constó de 10 sesiones de una hora de duración y con una periodicidad semanal. La aplicación del programa tiene tres fases:
 

Análisis de datos

    En la realización del presente trabajo se han utilizado puntuaciones directas del ISRA y del cuestionarioEMES-M y EMES-C. A partir de ellas:
 
 
 

    1.- Se han analizado las medias grupales de las puntuaciones directas del ISRA en sus tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) y en sus áreas situacionales (ansiedad ante la evaluación, ansiedad interpersonal, ansiedad fóbica y ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) de la evaluación pre y postratamiento (ver Tabla 1 y Figura 1).
 


TABLA 1
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las ocho variables del ISRA


 


  Cog Fis Mot Tot   F-I F-II F-III F-IV
PRE 104,24 66,22 79,08 248,25 109,88 36,56 45,00 30,32
POST 72,95 52,91 59,25 184,08 82,45 27,95 29,70 21,70

  FIGURA 1
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las ocho variables del ISRA

2.- Se ha calculado la media grupal EMES-C de las puntuaciones directas pre y postratamiento (ver Tabla 2 y Figura 2).
 
 

TABLA 2
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce variables del EMES-C


 


  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12
PRE 30,83 10,05 10,44 9,22 10,22 8,61 9,38 7,16 9,77 8,22 5,66 4,83
POST 19,44 6,33 7,27 5,61 6,44 5,55 6,27 5,55 5,11 6,05 3,05 3,00

  FIGURA 2
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce variables del EMES-C



3.- Se ha calculado la media grupal EMES-M de las puntuaciones directas pre y postratamiento (ver Tabla 3 y Figura 3).
 
 


TABLA 3
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce variables del EMES-M


 



 
  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12
PRE 15,00 13,40 5,16 8,48 8,16 8,44 6,40 5,40 3,40 4,88 3,32 2,00
POST 23,10 21,20 10,00 12,88 11,32 12,48 8,60 8,80 5,70 7,04 4,68 2,36

  FIGURA 3
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce variables del EMES-M


 


4.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de todos los factores del ISRA (ver Tabla 4).
 
 

TABLA 4
Medias y diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las ocho variables del ISRA


 


VARIABLES MEDIAS PRE MEDIAS POST Z P
Isra Cog 104,24 72,95 -4,0714 0,0000
Isra Fis 66,22 52,91 -2,6917 0,0071
Isra Mot 79,08 59,25 -2,8000 0,0051
Isra Tot 248,25 184,08 -3,6571 0,0003
         
Isra F-I 109,88 82,45 -3,6143 0,0003
Isra F-II 36,56 27,95 -2,2857 0,0223
Isra F-III 45,00 29,70 -3,3000 0,0010
Isra F-IV 30,32 21,70 -3,1023 0,0019

 

5.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de todos los factores del EMES-C (ver Tabla 5).
 
 

TABLA 5
Diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las doce variables del cuestionario EMES-C


 


VARIABLES MEDIA PRE MEDIA POST Z P
EMES C-1  30,83 19,44 -3,7236 0,0002
EMES C-2 10,05 6,33 -3,4128 0,0006
EMES C-3 10,44 7,27 -3,1139 0,0018
EMES C-4 9,22 5,61 -3,4128 0,0006
EMES C-5 10,22 6,44 -3,1480 0,0016
EMES C-6 8,61 5,55 -2,7001 0,0069
EMES C-7 9,38 6,27 -3,1542 0,0016
EMES C-8 7,16 5,55 -1,9132 0,0557
EMES C-9 9,77 5,11 -3,4187 0,0006
EMES C-10 8,22 6,05 -2,3010 0,0214
EMES C-11 5,66 3,05 -3,4405 0,0006
EMES C-12 4,83 3,00 -3,2374 0,0012

 

6.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de todos los factores del EMES-M (ver Tabla 6).
 
 

TABLA 6
Diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las doce variables del cuestionario EMES-M


 


VARIABLES MEDIA PRE MEDIA POST Z P
EMES M-1 15,00 23,12 -4,1975 0,0000
EMES M-2 13,36 21,24 -3,9143 0,0001
EMES M-3 5,16 10,00 -4,1714 0,0000
EMES M-4 8,48 12,88 -3,6650 0,0002
EMES M-5 8,16 11,32 -2,9714 0,0030
EMES M-6 8,44 12,48 -4,0286 0,0001
EMES M-7 6,36 8,56 -2,9370 0,0033
EMES M-8 5,44 8,80 -4,2857 0,0000
EMES M-9 3,40 5,72 -3,4089 0,0007
EMES M-10 4,88 7,04 -2,7830 0,0054
EMES M-11 3,32 4,68 -2,6763 0,0074
EMES M-12 2,00 2,36 -1,8671 0,0619

 

7.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-C en la evaluación pretratamiento (ver Tabla 7).
 
 

TABLA 7
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-C en la evaluación pretratamiento


 


Cog ,6559** ,5676* ,6034** ,4161 ,3959 ,4388 ,3346 ,2538 ,5093* ,4559 ,2960 ,2136
Fis ,4094 ,4642 ,4790* ,1688 ,4139 ,3621 ,2081 ,4752* ,4721* ,2869 -,4380 ,2462
Mot ,3046 ,4024 ,5777* ,2134 ,3071 ,2086 ,1035 ,1578 ,3886 ,3396 -,1071 ,3817
Tot ,5070* ,5272* ,6174** ,3035 ,4046 ,3668 ,2373 ,3043 ,5004* ,4052 -,4440 ,3130
F-I ,5441* ,4358 ,5904** ,4270 ,4878* ,3135 ,2802 ,1767 ,4393 ,3779 ,6430 ,5270
F-II ,4278 ,4165 ,6989** ,4167 ,4682 ,2663 ,2899 ,2815 ,4484 ,3783 -,5110 ,4273
F-III ,1780 ,1090 ,2273 ,5710 ,1315 -,6830 -,1277 ,8440 ,1008 ,1300 -,2477 ,4946*
F-IV ,7505** ,7687** ,4193 ,4026 ,4436 ,5957** ,3912 ,4480 ,6391** ,4412 ,1663 ,5790
  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12
* p<0.05
** p<0.01
 
 

8.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-C en la evaluación postratamiento (ver Tabla 8).
 
 

TABLA 8
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-C en la evaluación postratamiento


 


Cog ,7359** ,7799** ,5265* ,5864* ,4127 ,6390** ,5394* ,3619 ,6571** ,8209** ,4545 ,2614
Fis ,4744 ,6619** ,3412 ,4050 ,1313 ,4852* ,2325 ,1759 ,3176 ,5177* ,1544 ,1865
Mot ,6897** ,6039* ,4321 ,5943* ,2101 ,5905* ,5325* ,2683 ,4893* ,7425** ,2505 ,2969
Tot ,6838** ,7317** ,4667 ,5711* ,2702 ,6159** ,4715 ,2897 ,5262* ,7486** ,3082 ,2687
F-I ,3421 ,5069* ,1684 ,2981 ,1828 ,3442 ,3999 ,2063 ,5261* ,4635 ,2205 -,9900
F-II ,6606** ,7287** ,5933* ,3952 ,3329 ,4095 ,3408 ,3928 ,5059* ,6877** ,4490 ,2601
F-III ,2531 ,3954 ,1192 ,1062 -,6770 ,8570 -,1742 -,6730 ,4610 ,3719 ,4062 ,1355
F-IV ,7222** ,7176** ,5254* ,6690 ,4970* ,7542** ,5574* ,3042 ,5779* ,6900** ,2056 ,3487
  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12
* p<0.05
** p<0.01
 

9.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-M en la evaluación pretratamiento (ver Tabla 9).
 
 


TABLA 9
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-M en la evaluación pretratamiento


 



 
Cog -,6773** -,6667** -,4803* -,4685* -,2024 -,4093* -,4610 -,5044* -,8060** -,6470 -,1593 -,1054
Fis -,5102** -,4940* -,2765 -,2829 -,1416 -,8330 -,7960 -,4372* -,6637** ,2430 -,2268 ,1258
Mot -,4732* -,5296** -,4249* -,3106 -,1077 -,2120 ,4230 -,3597 -,6931** -,1720 -,9300 ,1910
Tot -,5868** -,5906** -,4182* -,3736 -,1652 -,2492 -,2240 -,4527* -,7726** -,2900 -,1636 ,1690
F-I -,5200** -,5344** -,3560 -,3185 -,2320 -,1790 -,4950 -,4600* -,7538** -,1636 -,2384 ,2580
F-II -,7402** -,3834 -,2950 -,1450 -,4621* -,1609 -,1668 -,3285 -,5896** -,2247 -,2666 ,8080
F-III -,3100 -,4406* -,3743 -,2133 ,2700 -,1292 ,1819 -,3652 -,3999** ,4010 -,1368 -,8280
F-IV -,5613** -,6163** -,3938 -,4384 -,2146 -,3255 -,9230 -,4202* -,7242** ,2970 -,4100 -,1510
  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12

* p<0.05
** p<0.01
 
 

10.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-M en la evaluación postratamiento (ver Tabla 10).
 
 

TABLA 10
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-M en la evaluación postratamiento


 



 
Cog -,5466** -,5313** -,7136** -,6072** -,5478** -,2883 -,3239 -,5161** -,5276** -,2005 -,1294 -,3152
Fis -,4793* -,4819* -,4965* -,4733* -,5057* -,3855 -,4790* -,4318* -,4141* -,3001 -,1039 -,9760
Mot -,5873** -,5621** -,6417** -,5318** -,5808** -,1591 -,3653 -,5817** -,4655* -,3010 -,2120 -,1516
Tot -,5749** -,5527** -,6500** -,5704** -,5844** -,2750 -,4149* -,5371** -,4975* -,2761 -,1461 -,1860
F-I -,3199 -,3455 -,5321** -,4758* -,3273 -,3676 -,4075* -,3263 -,2495 ,5050 -,5820 ,6000
F-II -,6246** -,4653* -,5012* -,4164* -,6061** -,3773 -,6543** -,2642 -,6179** -,8310 -,2122 ,6380
F-III -,2387 -,3839 -,4592* -,2921 -,3884 -,3752 -,1215 -,2437 -,2403 -,3803 -,2184 -,2159
F-IV -,5820** -,6100** -,6706** -,6498** -,4742* -,2832 -,3585 -,6006** -,4291* -,2753 -,1939 -,2136
  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12

* p<0.05
** p<0.01

    Como se puede observar aparecen importantes mejorías en casi todos los factores que han sido evaluados. Pero necesitamos saber si estas diferencias que se muestran son estadísticamente significativas. Previamente hay que tener en cuenta que nos encontramos con datos referentes a un grupo pequeno de sujetos, que presumiblemente no tienen una distribución normal y por lo tanto no se cumplen los criterios de homocedasticidad. Por esta razón no sería correcta la utilización de cualquier tipo de prueba paramétrica.

    Puesto que se trata de un diseno de medidas repetidas, con variables cuantitativas no dicotómicas, la prueba más adecuada será el estadístico W de Wilcoxon (SPSS, 1994). En las siguientes tablas se indican los resultados de estos análisis:

    Como se puede ver los descensos en el test de ansiedad ISRA han sido significativos en todos los factores medidos. El descenso de mayor magnitud y significación lo tenemos en los datos referentes al sistema de respuesta cognitivo, por lo que parece que este es el que más se ha visto influido por la aplicación del programa de entrenamiento. Por el contrario, el factor F-II (ansiedad interpersonal) es la variable que ha tenido una evolución de menor magnitud aunque claramente significativa, esto se puede explicar porque en este factor tienen un peso importante los items S-7 ("si una persona del otro sexo está muy cerca de mi, rozandome, o si estoy en una situación sexual íntima") y S-15 ("cuando voy a una cita con una persona del otro sexo"), que se refieren a situaciones sexuales íntimas. Obviamente en un programa de entrenamiento en habilidades sociales de carácter grupal, no hemos podido trabajar este tipo de situaciones.

    Por lo que vemos que las mejorías obtenidas en lo que se refiere a pensamientos negativos acerca de la interacción social, son significativas en todos los factores, a excepción del factor 8; es decir, no aparecen diferencias significativas en "Preocupación por la expresión de los demás en la expresión de sentimientos", si bien es cierto que las diferencias en este factor no son significativas, no lo es menos que estas indican una importante tendencia dada su cercanía al nivel de significación (Z= -1,9132; p= 0,0557) por lo que es de suponer que, en caso de que la muestra hubiese sido más grande, probablemente estas diferencias si hubiesen sido finalmente significativas.

    Esta modificación de tipo cognitivo que supone la disminución de la frecuencia de aparición de pensamientos negativos relacionados con las habilidades sociales, está en la misma línea de los resultados obtenidos en el sistema de respuesta cognitivo del cuestionario ISRA. Las reducciones de mayor magnitud y significación aparecen en los factores 1 (temor a la expresión en público y a enfrentarse con superiores), 2 (temor a la desaprobación de los demás al expresar sentimientos negativos y al rechazar peticiones), 4 (temor a hacer y recibir cumplidos), 9 (preocupación por la impresión causada en los demás) y 11 (temor a la defensa de derechos).

    El último análisis será el referente a los resultados del cuestionario EMES-M, antes de ofrecer los datos, se recuerda que la tendencia de las puntuaciones en este caso ha de ser contraria a la de los análisis anteriores. En el cuestionario ISRA, a mayor puntuación más ansiedad, por tanto una mejoría de los sujetos viene de la mano de un descenso en sus puntuaciones. En lo que se refiere al cuestionario EMES-C, a mayor puntuación más frecuencia de pensamientos distorsionados, por tanto la mejoría de los sujetos también implica un descenso en sus puntuaciones. Por lo que, en lo referente al cuestionario EMES-M la mejoría de los sujetos se tiene que reflejar necesariamente en un aumento de las puntuaciones, ya que lo que está midiendo es la frecuencia de conductas socialmente hábiles.

    Hecha esta advertencia, se ofrecen los resultados del análisis:

    Como en el caso anterior encontramos que han aparecido diferencias significativas en todos los factores, a excepción del factor 12, es decir, las diferencias no son significativas en lo que se refiere a "Expresión de carino hacia los padres", pero igualmente podemos observar una importante tendencia (Z= -1,8671; p= 0,0619).

    En este cuestionario la magnitud y significación de los cambios es mayor, los factores que aparecen más influidos son el factor 1 (iniciación de interacciones), 2 (hablar en público/enfrentarse con superiores), 3 (defensa de los derechos del consumidor), 4 (expresión de molestia, desagrado o enfado), 6 (expresión de molestia y enfado hacia familiares), 8 (aceptación de cumplidos) y 9 (tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto).

    Resumiendo los resultados analizados hasta el momento se puede concluir que la eficacia del programa de entrenamiento queda demostrada, tanto en lo que se refiere al incremento de conductas socialmente habilidosas, como al descenso en la incidencia de pensamientos de carácter distorsionador.

    Pero además, todos nuestros objetivos se han visto cumplidos, toda vez que efectivamente los descensos en la ansiedad de los sujetos se han verificado, este descenso se ha producido tanto en la ansiedad total, como en los tres sistemas de respuesta y en las cuatro áreas situacionales o rasgos específicos. Es necesario destacar que las mayores diferencias en ansiedad tras la intervención se producen en el sistema de respuesta cognitivo.

    Una segunda aproximación al análisis de los resultados que puede resultar de interés es el análisis de cómo se correlacionan entre sí todos los factores que en el presente trabajo se están barajando, aún teniendo siempre en cuenta que las conclusiones que de éste se puedan obtener tienen un valor relativo, ya que con sólo 25 sujetos los resultados de un análisis correlacional son difícilmente generalizables.

    Ambas tablas ofrecen una gran cantidad de datos, no obstante se pueden destacar algunos fenómenos que tienen interés:

    En primer lugar, uno de ellos difícil de explicar a priori, es el hecho de que el número y la importancia de las correlaciones significativas entre las distintas variables se ve muy modificado de la evaluación pretratamiento a la evaluación postratamiento. Por ejemplo, el sistema de respuesta cognitivo en la evaluación pretratamiento mostraba correlaciones significativas con sólo cuatro factores del cuestionario EMES-C, sin embargo en la evaluación postratamiento el número de correlaciones aumenta hasta ocho. Este mismo fenómeno se repite con el sistema de respuesta motor, que pasa de sólo una correlación a siete. El factor F-II (ansiedad interpersonal) pasa de mostrar una correlación a cinco y el factor F-IV (ansiedad antes situaciones habituales o de la vida cotidiana) pasa de cuatro a ocho correlaciones.

    Parece como si en el momento de la evaluación postratamiento la relación entre la ansiedad y los pensamientos distorsionadores fuese más clara. Este mismo fenómeno lo vamos a encontrar también al analizar los resultados de la comparación ISRA EMES-M, por lo que parece que se puede pensar más en un cambio cognitivo en los sujetos a la hora de afrontar y contestar las pruebas de evaluación. Este cambio lógicamente se deberá a una influencia del programa de entrenamiento. Más adelante, en las conclusiones, lanzaremos alguna hipótesis explicativa acerca de esto.

    En cuanto a un análisis más detenido de las variables, en el cuestionario EMES-C encontramos que los factores 11 (temor a la defensa de derechos) y 12 (asunción de posibles carencias propias) no aparecen relacionados con ninguna variable del cuestionario ISRA, no muestran ninguna correlación, tanto en el momento pretratamiento como en el postratamiento.

    Otros factores que también aparecen poco relacionados son el 5 (preocupación por la expresión de sentimientos positivos y la iniciación de interacciones con el sexo opuesto), el factor 8 (preocupación por la expresión de los demás en la expresión de sentimientos) y el factor 4 (temor a hacer y recibir cumplidos).

    En cambio, los factores que se muestran más relevantes son el 1 (temor a la expresión en público y a enfrentarse con superiores), el 2 (temor a la desaprobación de los demás al expresar sentimientos negativos y al rechazar peticiones), el 6 (temor a la evaluación negativa por parte de los demás en la expresión de conductas positivas) y el 10 (temor a expresar sentimientos positivos).

    En cuanto a las variables del cuestionario ISRA, se muestran como más importantes, tanto en cuanto al número de correlaciones, como a la magnitud de las mismas, el sistema de respuesta cognitivo, el factor FII (ansiedad interpersonal) y el factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana).

    En este mismo cuestionario, el factor que aparece menos relacionado es el factor F-III (ansiedad fóbica), que sólo se relaciona con la asunción de posibles carencias propias (Factor 12).

    En este caso, como se puede observar, la magnitud de las correlaciones ha descendido sensiblemente, pero en cambio, y en la misma línea de lo analizado en las tablas anteriores, el número de correlaciones significativas aumenta en la evaluación postratamiento. Por ejemplo, el sistema de respuesta fisiológico pasa de tener cuatro correlaciones significativas a tener ocho, el motor pasa de cuatro a siete, el factor F-II (ansiedad interpersonal) pasa de tres a siete y el factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) pasa de cuatro a siete.

    En cuanto al análisis de las variables, nos encontramos con que los factores 10 (hacer cumplidos), 11 (preocupación por los sentimientos de los demás) y 12 (expresión de carino hacia los padres) no muestran ningún tipo de relación con las variables de ansiedad medidas por el ISRA.

    Otro factor que se muestra menos relacionado va a ser el factor 6 (expresión de molestia y enfado hacia familiares).

    Por el contrario muestran más correlaciones, y por tanto más relación con las variables de ansiedad, los factores: 1 (iniciación de interacciones), 2 (hablar en público/enfrentarse con superiores), 3 (defensa de los derechos del consumidor), 4 (expresión de molestia, desagrado o enfado), 5 (expresión de sentimientos positivos hacia el sexo opuesto) y 9 (tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto).

    En cuanto a las variables del cuestionario ISRA, siguen manteniendo su importancia el sistema de respuestas cognitivo, el factor F-II (ansiedad interpersonal) y el factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana), pero además adquieren nueva importancia el resto de sistemas de respuesta, es decir, el fisiológico y el motor, lo cual no es un dato sorprendente, toda vez que el cuestionario EMES-M está dirigido a medir frecuencia de conductas, mientras que en el caso anterior, el cuestionario EMES-C medía frecuencia de aparición de pensamientos.

    El factor F-III (ansiedad fóbica) se sigue manteniendo en su línea, siendo el factor menos correlacionado, sin embargo es de interés que sus tres correlaciones pueden estar mostrando áreas de relación interpersonal que habitualmente son temidas y evitadas: hablar en público/enfrentarse con superiores (Factor 2), las situaciones de defensa de derechos del consumidor (Factor 3) y las situaciones en las que es necesario tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto (Factor 9).
 

CONCLUSIÓN

    En principio, los tres objetivos inicialmente propuestos se han alcanzado. El primero de ellos, con un matiz esencialmente clínico, ha sido conseguir mejorar los recursos de afrontamiento de los sujetos en las situaciones de interacción social. El análisis de datos nos muestra importantes disminuciones en la incidencia de pensamientos negativos en casi todos los factores medidos por el cuestionario EMES-C . Estas mejorías son de mayor magnitud en pensamientos relacionados con el temor a hablar en público y a enfrentarse con superiores, el temor a la desaprobación de los demás y a expresar sentimientos negativos o a rechazar peticiones, el temor a hacer y recibir cumplidos, la preocupación por la impresión causada en los demás y el temor a la defensa de derechos.

    En lo que se refiere a las mejorías relativas a conductas sociales autoinformadas por los sujetos, es decir, los datos ofrecidos por el cuestionario EMES-M, aparecen mejorías en prácticamente todos los factores, destacando por su mayor magnitud las aparecidas en situaciones de iniciación de interaccones, hablar en público y enfrentarse con superiores, defensa de los derechos del consumidor, expresión de molestia, desagrado y enfado, expresión de molestia y enfado hacia familiares, aceptación de cumplidos y tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto.

    En cuanto al segundo objetivo, hemos podido verificar la existencia de esa disminución de la respuesta de ansiedad como consecuencia de la aplicación de un programa de entrenamiento en Habilidades Sociales que en los trabajos anteriormente citados se apuntaba.

    En lo que se refiere al tercer objetivo, es decir el análisis de las relaciones entre la ansiedad y la conducta socialmente hábil, el análisis de resultados nos ha permitido obtener las siguientes conclusiones:

    La relación que aparece entre la ansiedad (ISRA) y la presencia de pensamientos distorsionados sobre sus propias habilidades sociales y sobre su capacidad de afrontamiento o de ponerlas en marcha (EMES-C), nos muestra cómo el Sistema de Respuesta Cognitivo está claramente mucho más relacionado que los demás sistemas de respuesta, tal y como era de esperar. En lo que se refiere a las áreas situacionales, es la medida por el factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) la que se muestra más relacionada con la presencia o ausencia de este tipo de pensamientos.

    Por lo que se refiere a la ansiedad (ISRA) en relación con comportamientos socialmente hábiles (EMES-M), el Sistema de Respuesta Cognitivo sigue manteniendo claramente una posición muy relevante, aunque lógicamente, tanto el Sistema Fisiológico, como el Motor, adquieren también importancia. Por su parte, en las áreas situacionales volvemos a encontrar que la medida por el factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) es muy importante, y en este caso también adquiere relevancia la medida por el factor F-II (ansiedad interpersonal).

    Como hemos visto, se han producido reducciones significativas en todas las variables del cuestionario ISRA, pero estas modificaciones en el resto de las variables están menos relacionadas con los factores que miden los cuestionarios EMES-C y EMES-M.

    Es interesante indicar cómo el área situacional menos relacionada con el cuestionario EMES-M, la medida por el factor F-III (ansiedad fóbica), sólo muestra correlaciones significativas con tres factores del mismo que hacen referencia a situaciones de mucho poder ansiógeno, y que por lo tanto pueden provocar muchas conductas de evitación. Estas situaciones son: hablar en público (Factor 2), defensa de derechos del consumidor (Factor 3) y tomar la iniciativa con el sexo opuesto (Factor 9).

    En cuanto a pensamientos distorsionados aparecen más relacionados con la ansiedad el temor a hablar en público (Factor 1), el temor a expresar sentimientos negativos y rechazar peticiones (Factor 2), el temor a una evaluación negativa por parte de los demás al expresar conductas positivas (Factor 6) y el temor a expresar sentimientos positivos (Factor 10). Un resultado que parece anómalo, por lo inesperado, ha sido el que muestra el Factor 11 (temor a la defensa de derechos) que no tiene ninguna correlación con ninguna variable de ansiedad. No sabemos explicar este resultado.

    En lo referente a las conductas sociales que aparecen más relacionadas con las variables de ansiedad, destacan la iniciación de interacciones (Factor 1), el hablar en público (Factor 2), la defensa de derechos (Factor 3), la expresión de molestia, desagrado y enfado (Factor 4), la expresión de sentimientos positivos hacia el sexo opuesto (Factor 5) y tomar la iniciativa con el sexo opuesto (Factor 9). Parece claro, y era de esperar, que los factores que muestran más relación con la ansiedad se corresponden con aquellas situaciones sociales que podríamos llamar más "dífíciles" o "comprometidas". Este tipo de conductas son las que generan mayores niveles de ansiedad que el resto de las conductas medidas en el cuestionario EMES-M.

    Respecto al fenómeno que hemos observado del aumento del número de correlaciones significativas en la evaluación postratamiento con respecto de la evaluación pretratamiento, hay que hacer una reflexión. Inicialmente, ante este resultado, lo primero que pensamos es que la relación entre la ansiedad y los pensamientos y conductas sociales se había hecho más clara tras la realización del programa de entrenamiento, pero pronto surgió la hipótesis de que no era la relación entre estas variables lo que se había modificado, sino la percepción de esa relación por parte de los sujetos. Es decir, los sujetos se han enfrentado a las mismas pruebas en dos momentos distintos. En la primera ocasión desconocen casi por completo, o al menos tienen un conocimiento popular, de qué son las habilidades sociales, cómo son, cómo se pueden mejorar, y por tanto, creemos que también tienen un conocimiento poco exhaustivo de "cómo son sus propias habilidades sociales". En la segunda evaluación, tras haber realizado el programa, son "prácticamente" unos "expertos" en habilidades sociales desde el punto de vista teórico.

    Este cambio en la información que los sujetos poseen provoca, de alguna forma, una mejoría en su capacidad de autoobservación, esto también provocará cambios en la forma de percibir, interpretar y contestar a los ítems. Probablemente este aumento en el número de correlaciones nos dice que los sujetos en la segunda ocasión en que contestan a la prueba lo hacen de una manera más coherente, más ajustada a la realidad.

    Si esto es así, nos está ofreciendo un factor contaminador no controlado, ya que estamos comparando algo más que la ansiedad, los pensamientos distorsionados o las conductas socialmente hábiles. Comparamos también el cambio que se produce en la forma que tiene el sujeto de percibir su propio problema. Este factor contaminador también puede amenazar la evaluación de la eficacia de cualquier otro tipo de intervención terapéutica, especialmente las de corte más cognitivo en las que se ofrece al paciente mucha información sobre la naturaleza de su problema.

    Retornando al ámbito de nuestro trabajo, y a modo de resumen, podemos concluir que se ha verificado la existencia de los descensos de la ansiedad tras la aplicación del programa de entrenamiento en Habilidades Sociales. La relación entre la ansiedad y las conductas socialmente habilidosas está especialmente mediada por la actividad del Sistema de Respuesta Cognitivo, y muy influida por el rasgo específico de ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana. Las situaciones en que estas relaciones entre las habilidades sociales y la ansiedad son más claras son aquellas situaciones que pudieramos denominar como más "difíciles" o "comprometidas".

    Por último, nos preguntamos si los sujetos que disponen de menos recursos en sus interacciones sociales tenderán a mostrar puntuaciones más elevadas en este factor F-IV que otros sujetos que no tengan este tipo de dificultades. Sería interesante verificar no sólo esta tendencia, sino además discriminar la misma en el perfil con respecto del resto de variables de ansiedad que ofrece el cuestionario ISRA.


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