VOLUMEN: 2 NÚMERO: 2-3
INCIDENCIA DE LA FRECUENCIA RESPIRATORIA EN
LA CONDUCTUACIA ELÉCTRICA DE LA PIEL
M. Conde Pastor, F. J.
Menéndez Balana, M.A. Santéd Germán y J.D. Estrada Ruiz
Universidad Nacional de Educación a Distancia (Spain)
INTRODUCCIÓN
El hecho de que variables somáticas, como por ejemplo la respiración, influyen en otras variables autonómicas como la conductancia, está hoy en día prácticamente asumido. La cuestión que todavía permanece sin resolver es, fundamentalmente, si hay un patrón de respiración concreto que sirva para la mayoría de los sujetos y con el cual puedan conseguirse mayores disminuciones de CEP que con el resto.
Está suficientemente demostrado que los incrementos observados en el nivel de CEP de los sujetos, reflejan la actividad del sistema nervioso simpático, y esto es generalmente interpretado como un indicador del nivel de activación o reactividad emocional de los sujetos (Andreasi, Rapisardi y Whalen, 1969, 1980; Carran, 1959; Darrow, 1936; Duffy, 1962, 1957; Freeman, 1948; Gallegos y Torres, 1983; Hebb, 1955; Lindsley, 1951; Malmo, 1962, 1959, 1958; Nishimura y Nagumo, 1985; Prokasy y Raskin, 1973; Raskin, Kotses y Bever, 1969; Schlosberg, 1954; Silverman, Cohen y Shmavonian, 1959). Se asume entonces que la CEP es un índice del nivel de activación del sujeto, y que por tanto cuanto más activado está el sujeto, más aumenta la conductancia. Por consiguiente, no es extrano observar que cuando el sujeto por cualquier circunstancia está sometido a una situación de estrés, es decir presenta un alto nivel de activación, la CEP aumenta con respecto a sus niveles básales (Katkin, 1975, 1965; Naveteur y Freixa i Baqué, 1987). Igualmente se observa que cuando por el contrario el sujeto está relajado, es decir tiene un bajo nivel de activación, la CEP también disminuye con respecto a los valores basales (Bagchi y Wenger, 1957; Benson, 1975; Benson, Beary y Carol, 1974; Cappo y Holmes, 1984).
Se ha observado que ante determinadas situaciones de estrés (inducido o no inducido) y también ante determinadas situaciones de dolor (inducido o crónico), al conseguir disminuir con entrenamiento la CEP de los sujetos, disminuye consecuentemente la ansiedad o el estrés, variando también la percepción del dolor (Cotraux y Juenet, 1986; De Blas y Labrador, 1984; Kelly, Brown y Shaffer, 1970; Kimmel y Hill, 1961; Lader, 1967). Esto ocurre ante prácticamente todas las situaciones de estrés, exceptuando aquellas en las que el grado de estrés es muy elevado y en las cuales actúan además otros mecanismos.
Otro aspecto que ha sido demostrado a lo largo de la historia en múltiples investigaciones, es la relación existente entre determinadas medidas fisiológicas, concretamente la CEP y la respiración.
La frecuencia respiratoria es altamente sensible frente a determinados cambios emocionales, ante los que el sujeto aumenta su nivel de activación (Farrow y Hebert, 1982; Feldman, Smith y Ellenberger, 1990; Mador y Tobin, 1991; Paek y McCool, 1992). Se ha observado en los sujetos una tendencia a elevar la frecuencia respiratoria ante situaciones de estrés (Dudley, 1969; Suess, Alexander, Smith, Sweeney y Marion, 1980; Wientjes, Grossman, Gaillard, y Defares, 1986), es decir de alta activación, de la misma forma que se ha observado esta misma tendencia a la hiperventilación en sujetos con trastornos de ansiedad (p. ej. Magarian, 1982; Missri y Alexander, 1978; Soley y Shock, 1938; Wientjes et al., 1986). Por el contrario, se han observado descensos de frecuencia respiratoria cuando a los sujetos se les induce una situación de relajación, es decir de baja activación (p. ej. Benson, 1975; Benson et al., 1974; Boiten, 1993; Hewit, 1986).
Se ha observado también, que cuando los sujetos provocan de forma voluntaria una hiperventilación, es decir un aumento de la frecuencia respiratoria, el nivel de CEP se eleva significativamente (Beck y Scott, 1988; Gorman, Askanazi, Liebowitz, Fyer, Stein, Kinney, y Klein, 1984; Rapee, 1986). Igualmente, el descenso de la frecuencia respiratoria da lugar a descensos de CEP que se traducen en una menor activación (Cappo y Holmes, 1984; Clark y Hirschman, 1990; Harris, Katkin, Lick y Habberfield, 1976; Hibbert y Chan, 1989; Ley, 1991; McCaul, Solomon y Holmes, 1979), siendo esto beneficioso en muchas enfermedades psicosomáticas, y por ello en ocasiones se ha utilizado como procedimiento alternativo ante multitud de problemas. Por ejemplo, la técnica de reducir la frecuencia respiratoria, se ha utilizado en pacientes con problemas de tartamudez (Azrin y Nunn, 1979; Cote y Ladouce, 1982), para aliviar ataques de pánico o trastornos de ansiedad (Clark, Salkovskis y Chalkley, 1985; Han, Stegen De Valck y Clement, 1996; Rapee, 1986), en problemas de asma (Steptoe et al., 1981), en síndromes de hiperventilación (Fried, 1987; Grossman, Swart y Defares, 1985; Ley, 1985; Lum, 1983), etc.
Desde el punto de vista experimental, existen algunos estudios realizados en este sentido, en los cuales se induce a los sujetos unas frecuencias respiratorias supuestamente inferiores a la basal. Por ejemplo, Harris, Katkin, Lick y Habberfield (1976), indujeron experimentalmente a una serie de sujetos una frecuencia respiratoria de 8 c/m, pensando que dichos sujetos mostrarían un decremento en sus respuestas autonómicas tanto ante situaciones de estrés físico (shock eléctrico) como de estrés psicológico (anticipación de un shock eléctrico). Los resultados obtenidos por estos autores confirmaron su hipótesis, es decir, los sujetos que tuvieron una respiración controlada a una tasa fijada de 8 c/m, mostraron disminuciones de la CEP en ambas situaciones. También McCaul et al. (1979), consiguieron descensos en la CEP de los sujetos al reducir la frecuencia respiratoria ante situaciones de estrés (amenaza de shock). De la misma manera, Clark y Hirschman (1990) controlando la respiración de un grupo de sujetos alcohólicos con un alto grado de ansiedad según el State-Trait Anxiety Inventory (STAI-forma X), a una frecuencia de 10 c/m, observaron disminuciones en los niveles de CEP de los sujetos, mayores que los observados en el grupo control. De igual forma, otros estudios hacían pensar que al disminuir la frecuencia respiratoria por debajo de la línea base, la respuesta electrodermal también decrecía. Por ejemplo, Cappo y Holmes (1984), consiguieron reducir la activación de los sujetos cuando estos estaban sometidos a una situación de anticipación de shock, una frecuencia respiratoria de 6 c/m, y manipulando a la vez los tiempos de inspiración-espiración.
Es posible que controlando la respiración, que es una medida perteneciente al sistema nervioso somático y por tanto de control voluntario por parte del sujeto, podría facilitarse el control de la conductancia, que es una respuesta fisiológica controlada por el sistema nervioso autónomo, e incidir así en la activación del sujeto reduciéndola.
Uno de los parámetros respiratorios concretos sobre los que falta información relevante, es la frecuencia respiratoria. Se desconoce concretamente, cuántas frecuencias respiratorias por debajo de la línea base habría que inducir al sujeto, para conseguir los mayores descensos de CEP. Tampoco se sabe si al disminuir la frecuencia respiratoria también disminuye la CEP de los sujetos, independientemente del ratio de inspiración-espiración.
Los estudios centrados
en la frecuencia respiratoria basal del sujeto y citados anteriormente (Cappo y Holmes,
1984; Clark y Hirschman, 1990; Han et al., 1996; Harris et al., 1976; Hibbert y Chan,
1989; Ley, 1991; McCaul et al., 1979), si bien hacen grandes aportaciones en este sentido,
e incluso algunos de ellos con resultados alentadores, sin embargo, hacen necesario
realizar ciertas matizaciones al respecto. Por ejemplo, observamos que en gran parte de
ellos los sujetos son sometidos a situaciones concretas de estrés como anticipación de
shock, etc. (Cappo y Holmes, 1984; Harris et al., 1976; McCaul et al., 1979). Estos
estudios no nos permiten conocer lo que ocurriría en la CEP de los sujetos en una
situación de reposo sin ningún tipo de estímulo estresante o aversivo. En otros
estudios, la muestra utilizada no ha sido de sujetos sanos, normales, sino de sujetos con
trastornos de ansiedad (Han et al., 1996; Hibbert y Chan, 1989; Ley, 1991) o alcohólicos
y ansiosos (Clark y Hirschman, 1990). Estos estudios no nos permiten conocer lo que
ocurriría en la CEP de los sujetos normales. Finalmente hay otra serie de estudios en los
se induce una única frecuencia respiratoria experimental (6 c/m Cappo y Holmes, 1984; 10
c/m Clark y Hirschman, 1990; 8 c/m Harris et al., 1976). Con los resultados de estos
estudios, nunca podremos saber si con otras frecuencias respiratorias distintas a la
frecuencia inducida, el sujeto disminuiría más o menos su CEP y por lo tanto, tampoco
podríamos saber si existe o no un patrón respiratorio general que facilite el descenso
de la CEP.
Teniendo en cuenta todos estos estudios y, fundamentalmente, aquellos
aspectos que o bien no han sido resueltos, o no han sido tratados por dichos estudios, se
ha planteado este experimento.
Objetivos
En aquellos casos en los que la frecuencia respiratoria inducida en el experimento sea menor que la frecuencia respiratoria del sujeto en línea base, se esperan valores de CEP menores que los que se obtendrán en aquellos otros casos en los que la frecuencia respiratoria inducida en el experimento sea mayor o igual que la frecuencia respiratoria basal del sujeto, independientemente del ratio de inspiración-espiración.
MÉTODO
Sujetos
Se reclutaron 52 sujetos elegidos de forma aleatoria, en su mayor parte alumnos de psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). A todos ellos se les pasó, antes de comenzar el experimento, un cuestionario general en el cual se les preguntaba acerca de sus características personales, si padecían algún tipo de enfermedad o defecto físico, etc. Mediante este cuestionario fueron eliminados 4 sujetos, 2 por superar el límite de edad establecido y 2 por padecer problemas respiratorios de distinta índole.
Finalmente, se utilizó una muestra de 48 sujetos sanos compuesta por 26 mujeres y 22 hombres, con un rango de edad de 25 a 35 anos (M=29,02; DT=2,57), siendo su participación en el experimento totalmente voluntaria. La muestra se distribuyó de forma aleatoria en tres grupos de 16 sujetos cada uno, correspondientes a tres condiciones experimentales (A, B y C) que se explicarán en el diseno experimental. Finalmente, la muestra quedó distribuida de la siguiente forma: condición A, 8 mujeres y 8 hombres, condición B, 9 mujeres y 7 hombres y condición C, 9 mujeres y 7 hombres.
Instrumentos
Se utilizó un polígrafo multicanal marca Letica (Modelo polygraph 4006) provisto de distintos módulos.
Se utilizó el módulo de la temperatura (TMP 806) para el control de la frecuencia y las fases respiratorias (ratios de inspiración-espiración). A este módulo se le conectó un termístor, que fue colocado en una de las cavidades nasales del sujeto y a través del cual se detectaban los ciclos respiratorios, formados por los cambios de temperatura producidos por la inhalación y exhalación del aire. De esta forma podían almacenarse y registrarse gráficamente dichos cambios.
El módulo de CEP (SCC 316) fue utilizado para la medición de los niveles de conductancia eléctrica de la piel. Para el registro de esta medida psicofisiológica se utilizaron electrodos bipolares de plata cloruro de plata (Ag/AgCl) de 23C 25 mm cada uno.
Para la realización de los experimentos se utilizaron tres programas: CREA.EST, TRV-92 y SMAG-3, que servían a su vez para programar, en función de las necesidades que requiera el experimento en ese momento. Los dos primeros instalados en un ordenador, y el SMAG-3 en otro. Ambos ordenadores conectados entre sí y funcionan de forma coordinada y sincrónica. Un ordenador servía para dispensar los estímulos a través del programa TRV-92, y otro para registrar las medidas fisiológicas a través del programa SMAG 3.
El programa CREA.EST (instalado en uno de los ordenadores junto con el TRV-92), sirve para crear estímulos visuales, consistentes en este caso en la presentación, de colores (rojo o azul) o informaciones escritas en color rojo sobre fondo negro tales como "Atención, comienza la prueba", "Descanso", "Atención" o "Fin de la prueba".
El programa TRV-92 sirve para programar tiempos, es decir, la duración de cada uno de los estímulos visuales y/o auditivos, así como también cada cuánto tiempo se han de tomar medidas de CEP y temperatura. En este caso se estableció que tomara una medida cada 2 segundos. A través de este programa se le dispensan al sujeto los estímulos visuales y/o auditivos.
El programa SMAG-3 (instalado en un segundo ordenador), sirve fundamentalmente para registrar y almacenar las medidas fisiológicas y poder posteriormente analizarlas y/o visualizarlas gráficamente.
Una vez elaborados los programas, se podía comenzar con el experimento.
Diseno y procedimiento experimental
Se midió la línea base de los 48 sujetos en frecuencia respiratoria y CEP durante 10 minutos. La muestra se distribuyó de forma aleatoria en tres grupos de 16 sujetos cada uno, correspondientes a 3 condiciones experimentales o ratios de inspiración-espiración. En el primer grupo (A) los tiempos de inspiración y espiración eran iguales (inspiración=X, espiración=X), en el segundo grupo (B) la espiración duraba lo que la inspiración mas la mitad de esta (inspiración=Y, espiración=Y+Y/2), y en el tercer grupo (C) la espiración duraba el doble que la inspiración (inspiración=Z, espiración=2Z). A todos los sujetos de todos los grupos se les indujo a respirar a las mismas frecuencias respiratorias: 6, 10, 14, 18 y 22 ciclos por minuto (c/m), permaneciendo durante 3 minutos en cada una de ellas, con un descanso entre frecuencia y frecuencia de 1 minuto (véase tabla 1).
TABLA 1
Diseno del experimento
GRUPO 1 (CONDICION A) |
GRUPO
2 |
GRUPO
3 |
Línea base CEP y Frecuencia respiratoria = 10 minutos |
||
Ensayos de 3 minutos en cada frecuencia respiratoria inducida |
||
Inspiración
= X |
Inspiración
= Y |
Inspiración
= Z |
Como medida de control se contrabalancearon las
frecuencias respiratorias presentándolas a la mitad de los sujetos de cada grupo en
sentido ascendente (6-10-14-18-22) y a la otra mitad en sentido descendente
(22-18-14-10-6), de tal forma que la máxima diferencia entre las frecuencias inducidas
fuera de 4 ciclos.
Se procedió en primer lugar a la instalación de los electrodos. Para
medir la CEP se colocaron los electrodos en la segunda falange de los dedos índice y
anular de la mano no dominante. A continuación, y una vez que se tenía la seguridad de
que el sujeto respiraba a través de la nariz y de que ambas fosas nasales estaban
perfectamente despejadas, se colocó el termístor en la cavidad nasal de forma que
quedase perfectamente fijado.
En segundo lugar, se efectuó la calibración de las medidas
indicándole al sujeto la necesidad de que estuviese relajado y que procurase moverse lo
menos posible para evitar posibles artefactos de medida. Igualmente se adecuaron las
senales provenientes del sujeto (CEP y respiración) a los diferentes módulos de medida,
graduándose también la sensibilidad elegida para cada medida. Se utilizó un nivel de
sensibilidad para la CEP de 0,1 m Siemens/mm, y para la respiración la sensibilidad
utilizada fue de 0,05oC/mm.
En tercer lugar, se pasó a dar las instrucciones a seguir por el
sujeto. Así, se le indicó que durante 10 minutos (correspondientes a la medición de
línea base de CEP y frecuencia respiratoria), debía intentar permanecer relajado
evitando todo tipo de movimiento. Se le explicó que cuando la prueba fuera a dar
comienzo, sería informado de ello por medio de un estímulo visual de 5 segundos de
duración que aparecería en el monitor del ordenador ("atención, la prueba va a
comenzar"). Igualmente se le explicó que debía inspirar mientras la pantalla estaba
en color rojo y espirar mientras la pantalla estaba en color azul, y que cada 3 minutos de
respiración controlada habría un minuto de descanso a lo largo de las 5 frecuencias
respiratorias inducidas, durante el cual debía continuar relajado respirando normalmente.
Operativización
de variables
De cada uno de
los 48 sujetos se obtuvo el registro analógico y digital de las medidas
psicofisiológicas de CEP y frecuencia respiratoria durante la línea base y a lo largo de
todo el experimento. De estos datos se obtuvieron posteriormente los valores relativos
medios de CEP (valor de CEP con respecto al nivel basal), en cada una de las frecuencias
respiratorias inducidas: 6, 10, 14, 18 y 22 c/m, y en los tres grupos o condiciones
experimentales: A, B y C. Se tomó la medida de CEP sólo de los dos últimos minutos con
el fin de asegurarnos de su estabilidad (Conde Pastor; Menéndez Balana y López de la
Llave, 1999).
Se trataba de comprobar si sujeto a sujeto y en cada uno de los grupos de ratio inspiración-espiración por separado, se cumplía la condición planteada en la hipótesis. Para que cada sujeto cumpliera la condición, se exigió que todos los valores relativos de CEP obtenidos en todas las frecuencias respiratorias experimentales inferiores a la del sujeto en línea base, fuesen menores que los obtenidos en las frecuencias respiratorias experimentales iguales o superiores a la del sujeto en línea base. En este caso la variable especificada tiene sólo dos valores (cumplir la condición: si/no), y la probabilidad teórica o proporción esperada fue de 0,5.
RESULTADOS
Dado que la variable con la que
trabajamos es dicotómica, se decidió utilizar la prueba binomial. El objetivo de esta
prueba es comprobar hasta que punto las frecuencias observadas de una variable dicotómica
se ajustan a una distribución binomial especificada (proporciones esperadas).
Los resultados obtenidos arrojaron, frente a una proporción esperada
de 0,5 en todos los grupos definidos por la ratio de inspiración-espiración, y un nivel
de confianza del 95%, proporciones significativas en todos los casos: Se obtuvo en el
grupo A una proporción observada (proporción de casos que cumplen la condición) de
0,875 (p = 0,0021), en el grupo B la proporción observada fue de 0,812 (p =
0,0106) y en el grupo C la proporción observada fue de 0,875 (p = 0,0021).
Observamos que la prueba binomial arroja proporciones significativas,
tanto en la condición A como en la B o la C. Por tanto debemos entender que las
diferencias de proporción encontradas en estos casos no son debidas al azar, es decir,
que la inducción de frecuencias respiratorias inferiores a la basal da lugar a valores
menores de CEP que cuando se inducen frecuencias respiratorias iguales o superiores a la
basal, independientemente de los ratios de inspiración-espiración.
El problema que todavía queda sin resolver es cuántas frecuencias
respiratorias por debajo de la línea base hay que inducir al sujeto para obtener los
menores valores de CEP y en qué condición de ratio inspiración-espiración. Para ello
será necesario hacer otros estudios posteriormente, sin embargo vamos a aproximarnos al
problema analizando los datos que tenemos.
Se decidió comenzar induciendo una serie de frecuencias respiratorias
(entre 6 y 22 c/m), cuya gradación debía ser lo suficientemente amplia como para que la
inmensa mayoría de las frecuencias respiratorias basales de los sujetos, estuvieran
incluidas en este intervalo. Nos preguntamos, cual sería la tasa respiratoria normal de
los sujetos, pero lo cierto es que no hay un acuerdo general en este sentido. Algunos
autores (p. ej. Guyton, 1971 ó Stern, Miller, Ewy y Grant, 1980), consideraban como
normal una frecuencia respiratoria de aproximadamente 12 c/m. Es bastante aceptado el
criterio de Holloway (1994) y de Schwartz (1995), según el cual se considera como normal
una tasa respiratoria en descanso entre 8 y 14 o entre 8 y 15 c/m respectivamente, o el
criterio de Fried (1993), que consideraba como normal una tasa respiratoria entre 9 y 12
c/m.
Sin embargo, en nuestro estudio hemos comprobado que la frecuencia
respiratoria basal media de los 48 sujetos de la muestra es aproximadamente igual a 17 c/m
(M = 17,02; DT = 2,14), encontrándose además, que el 91,66 % de los
sujetos tienen su frecuencia respiratoria basal dentro del intervalo 15-20 c/m (véase
figura 1).
FIGURA 1
Distribución de los 48 sujetos de la muestra según sus
frecuencias respiratorias basales
En los datos también se observa una tendencia a aumentar la CEP de los sujetos en las frecuencias extremas, es decir, en este caso, en las frecuencias 6 y 22 en las tres condiciones de ratio inspiración-espiración, encontrándose por el contrario los mayores descensos de CEP en la frecuencia 10 y más marcadamente en la frecuencia 14, manifestándose más intensamente en la condición C (véase figura 2).
FIGURA 2
Medias de CEP de todos los sujetos en cada una de las frecuencias respiratorias
inducidas y en las tres condiciones experimentales.
Coincidiendo plenamente con los datos, observamos en el gráfico que en las tres condiciones de ratio inspiración-espiración, es a 14 c/m y en la condición C, donde se observan los mayores descensos de CEP, así como también es a 22 y a 6 c/m donde se observan los mayores aumentos de CEP.
DISCUSIÓN
De los resultados
obtenidos en este experimento pueden extraerse las siguientes conclusiones:
En primer lugar, que la inducción de frecuencias respiratorias
inferiores a la basal evoca descensos de CEP mayores que si se inducen frecuencias
respiratorias iguales o superiores a la basal, y que esto ocurre en todas las condiciones
o ratios de inspiración-espiración.
En segundo lugar, que la frecuencia respiratoria basal media de nuestra
muestra (N=48) es de 17 c/m y que entre las frecuencias 15 y 20 se encuentran el 91,66 %
de los sujetos (véase figura 1).
En tercer lugar, se observa que es a 14 c/m donde los sujetos obtienen
los menores valores de CEP en todas las condiciones (A, B y C), descendiendo la medida en
todos los casos por debajo de la línea base (véase figura 2).
En cuarto lugar, puede verse en la figura 2 que es en la condición C,
es decir cuando el tiempo de la espiración es el doble que el de la inspiración, donde
los sujetos descienden más su conductancia.
En quinto lugar, se observa que la inducción de frecuencias
respiratorias a 6 c/m y más claramente a 22 c/m, evoca subidas de CEP en todas las
condiciones de ratio inspiración-espiración, por lo tanto estas frecuencias no parecen
inducir ningún tipo de relajación, sino todo lo contrario.
En definitiva con este estudio se ha demostrado experimentalmente que
la inducción de frecuencias respiratorias menores que la basal del sujeto, origina
descensos de CEP significativamente mayores que cuando se le inducen al sujeto frecuencias
respiratorias iguales o superiores a la suya basal. Ha podido observarse que
aproximadamente tres frecuencias por debajo de la basal media es la medida que obtiene los
mayores descensos de CEP, aunque esto habrá que matizarlo en estudios posteriores. Pero
además se ha podido demostrar que el hecho de obtener descensos de CEP ante la inducción
de frecuencias respiratorias inferiores a la línea base, ocurre, tanto cuando los tiempos
de inspiración y espiración son iguales, como cuando el tiempo de espiración es
superior al de inspiración.
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