VOLUMEN: 4 NÚMERO: 8-9

Recensión de

Preston, J. Superar el Dolor Emocional. Bilbao: Mensajero,  1998.

por

Raúl Cabestero Alonso
Universidad Nacional de Educación a Distancia (Spain)
 


          EL AUTOR

El profesor John Preston es doctor en psicología y profesor asociado de la Universidad Internacional Alliant en Sacramento (California). Es un prestigioso neuropsicólogo autor de once libros sobre diversos temas tales como la psicofarmacología, la valoración psicológica y psicoterapia. Sus libros han sido traducidos en ocho idiomas y publicados en el extranjero. Le avalan también su experiencia de 23 años en la práctica clínica y las numerosas ponencias en las que ha intervenido desde hace 20 años. Ha sido invitado a dar conferencias por todo el mundo.

Su abundante producción bibliográfica está caracterizada por su gran capacidad de sintetizar conceptos complejos y presentarlos de forma accesible. Sus creaciones están llenas de ejemplos prácticos en los que apoya sus argumentaciones.

Su Manual de Psicofarmacología Clínica ha sido uno de los libros más vendidos de entre los dedicados a las ciencias del comportamiento en años pasados.  Su libro de autoayuda, “You Can Beat Depresion” ha sido seleccionado por la Asociación Americana de Salud Mental para su uso en la campaña nacional contra la depresión.

 

LA OBRA

“Superar el Dolor Emocional” es un valioso libro de divulgación en el que el autor hace un gran esfuerzo por sintetizar diversos aspectos sobre el proceso de gestación de las emociones del ser humano. El libro no va dirigido a un publico especializado sino más bien al público en general. Emplea un leguaje llano y directo para explicar lo que es el dolor emocional y expone nueve planes de acción para superarlo. A lo largo del libro se ilustran los conceptos con caso clínicos, encarnados en cuatro personajes que van relatando sus propias experiencias.

El autor sabe conjugar el lenguaje sencillo con el rigor y la precisión científica. El material del libro proviene de numerosas fuentes pero se estructura principalmente a partir de un gran cuerpo de investigaciones científicas notables en psicología. Así en el libro se hace referencia a las aportaciones científicas de varios autores dentro del tema de las emociones. Además dado que el autor es especialista en neuropsicología y psicofarmacología hace mención de la relación entre las emociones y el cerebro, así como del influjo que pueden tener los psicofármacos en la gestación y el desarrollo de las mismas.

Otra vertiente que el autor contempla en el libro es psicoterapia. Muestra como las distintas intervenciones psicológicas sirven de ayuda para superar el dolor emocional. 

 

         EL CONTENIDO

Como se menciona ya en la introducción, el autor parte de la asunción básica de que la vida en ciertas ocasiones es dura. En las situaciones donde sobreviene el dolor emocional la tarea, según el autor, no es sencillamente sobrevivir, sino también pasar los momentos difíciles y emerger con el deseo de continuar viviendo y  seguir creciendo. Afirma que la gente tiende a negar los sucesos emocionalmente traumáticos. En cierta medida, todos reconocemos que la gente muere, es despedida, atraviesa por divorcios, y que se cometen atrocidades pero por otro lado, en las creencias internas de cada uno de nosotros subyace la idea de “eso sólo le ocurre a los demás; nunca me pasará a mi.” Esta actitud de autodefensa es comprensible, pues tratamos de alejarnos de una experiencia terrorífica, o incluso de la idea de que ésta suceda. En las situaciones de dolor emocional el encontrarse dentro de una red social que niega la realidad de nuestro dolor no nos ayuda a superar dicho dolor. Por el contrario obtenemos una mayor sensación de alienación y soledad. Así todo sufrimiento emocional es apreciablemente más intenso cuando se tiene que experimentar a solas.

Por lo tanto el autor propone que el primer paso para comenzar la curación emocional es caer en la cuenta y saber que, “Todos estos sentimientos son algo humano... se que no nos gustan, pero que son reales, y por lo tanto es normal que nos preocupen.

Para él todos los seres humanos tienen una capacidad interna para curar de las heridas emocionales más duras. Esas heridas emocionales curarán tanto más rápido cuanto mejor conozcamos el proceso de curación. Respecto a esto el autor realiza una analogía. Indica cómo antiguamente los pioneros que iban a colonizar nuevas tierras hablaban con los exploradores que habían ido y habían regresado con antelación para evitar ser sorprendidos por las vicisitudes. Los viajeros aprendían todo lo que podían sobre las dificultades potenciales que iban a afrontar. De este modo la persona que se encuentra en una situación vital que le genera dolor emocional puede recurrir a otras personas que le indiquen cual es el proceso por el que ellas han pasado en una situación semejante, para así superar el dolor cuanto antes. El autor en este libro, trata de proporcionar una especie de “mapa previo del territorio”, para ayudar a preparar el viaje de crecimiento tras el dolor emocional.  De algún modo el autor pretende separar los hechos de la ficción en relación con las experiencias que se atraviesan en momentos de crisis.

 

Parte I

 En la parte I, el autor revisa pormenorizadamente el conjunto de circunstancias estresantes que nos hacen sufrir dolor emocional. Revisa el término “estresor”, que según él ha sido empleado ampliamente para designar un suceso que ejerce presión sobre una persona. Los estresores no son necesariamente sucesos negativos. Muchas veces un estresor puede tratarse sencillamente de las exigencias de la vida cotidiana: recoger los niños del colegio, limpiar los baños, ingresar un cheque. Algunos estresores de hecho resultan experiencias positivas, como enamorarse, mientras que otras son claramente desagradables, frustrantes y dolorosas.

Hay diversos factores para comprender cómo un estresor puede llevar al estrés emocional. El primero tiene que ver con el número de fuentes de estrés. En este sentido los estresores son acumulativos y aditivos. Es muy frecuente tener periodos de tiempo, en los que se acumulan un número excesivo de estresores. Todos tenemos un límite en el número de estresores que podemos manejar al mismo tiempo. En dicho punto es cuando uno puede comenzar a sentirse sobre-saturado.

Las formas habituales en que cursa son bien conocidas, por ejemplo, fatiga, dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad o tensión. 

Mas adelante el autor introduce el concepto de disestrés, que según él corresponde a la acumulación de estresorers  junto a la falta de confianza en la propia capacidad para afrontarlos. Así el disestrés se convierte en crisis cuando los estresores son sobre-valorados y la percepción de la impotencia es extrema .

Más adelante el autor revisa la importante relación entre la intensidad de sucesos estresantes y su duración. El autor emplea el término: experiencias emocionalmente tóxicas, para identificar las experiencias de daño emocional provocadas por la convivencia con alguien que está continuamente despreciando y criticándolo todo, o que es frío y distante, o vivir en un familia en la que ha muerto el padre y donde la madre (aún siendo una persona cariñosa) no esta emocionalmente disponible debido a su profunda depresión. Como medida para eliminar esta fuente de experiencia emocional tóxica el autor sugiere la existencia de un apoyo social alternativo - familia extensa, amigos, vecindario.

La gravedad y duración del dolor emocional según el autor depende entre otras circunstancias del momento de la vida durante el que se da y de la sensibilidad emocional de cada individuo. En este punto el autor hace mención al poder destructivo de los traumas infantiles, que serán más o menos graves dependiendo de si el suceso doloroso se ha producido en una única explosión o si se trata de una experiencia continuada.  Cualquiera que sea su origen el suceso doloroso,  destruirá la red primaria de apoyos del niño y provocará cambios en el autoconcepto, la percepción del mundo, así como en los estilos de vida. Los traumas aniquilan el apego humano, tienen un gran impacto en la tendencia natural del ser humano a buscar relacionarse con los demás. El deseo de vincularse con los demás se anula. Estos sujetos son descritos en la literatura psiquiátrica como “personalidades rechazadoras”.

            El autor continua relatando los tipos de maltrato psicológico que se dan en los niños: el rechazo, el abandono, el aislamiento, el terror, la corrupción, la intromisión desproporcionada en su vida, la sobreprotección, la disciplina inapropiada, la demandas desproporcionadas.

Por otro lado expone las fuentes de sufrimiento de los adultos: la pérdidas interpersonales, las pérdidas existenciales, las pérdidas relacionadas con la carrera y los planes de futuro, el desempleo, las grandes decepciones, los sucesos que minan la autoestima, la enfermedad física, la exposición a un peligro extremo, las relaciones tóxicas y los conflictos interpersonales. No obstante hay muchas ocasiones en las que uno sufre pero no sabes por qué, en estos casos el sufrimiento puede deberse a: irregularidades bioquímicas o bien al recuerdo de sucesos traumáticos pasados.

 

Parte II

        En la parte II,  se trata de comprender las emociones humanas, examinando las necesidades básicas y las distintas emociones. Sobre estos cimientos se establece la plataforma para entender cómo la mente humana responde a los sucesos dolorosos de la vida. El no respetar necesidades tales como la de ser querido, de quererse a uno mismo, la necesidad de sentir seguridad, la necesidad de mantener la estimulación en un nivel óptimo, lleva al sujeto experimenta el dolor emocional.

 

Parte III

En la parte III, el autor confecciones nueve planes de acción para curar dolor emocional. Muestra las estrategias para “reducir el riesgo”, “minimizar el desastre”, y por supuesto, progresar hacia la curación. Este último apartado cubre los aspectos prácticos del proceso de curación emocional. Las estrategias y acciones que en el se muestran no son ni indicaciones precisas, ni soluciones rápidas, solamente pretenden ser líneas generales de acción. Los nueve planes que desarrolla son:

1.      Evitar generar más daño.

2.      Analizar y comprender el proceso de curación.

3.      Potenciar la propia curación emocional.

4.      Ponerse manos a la obra en el mundo real.

5.      Autoafirmarse asertivamente.

6.      Controlar las propias emociones.

7.      Mantenerse sano y reducir el estrés emocional.

8.      Valorar los grupos de autoayuda como un recurso.

9.      Plantearse la necesidad de una psicoterapia.

 

En este último apartado el autor realiza una serie de consideraciones sobre la psicoterapia, analizando pormenorizadamente en qué momentos está indicada y que orientación es la más aconsejable según el caso.

El autor incluye dos anexos en los que desarrolla brevemente la vertiente psicopatológica del dolor emocional.

 


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